¡Mi inspiración!
Yo no pinto para el mundo,
pinto para el Universo.
En cuanto a
las acuarelas y las obras en técnica mixta, igual que para
los libros que escribo, y principalmente los de desarrollo
personal: descargo de la nube.
Cuando
estoy con una obra de detalles, ya sea una casita típica, un
castillo medieval, un paisaje, o un trabajo de figura
humana, lo hago despacio, copiando la foto, con la mayoría
posible de detalles, hasta donde me sea posible, o quiera en
ese momento.
Cuando
estoy con un abstracto, como en “Soñando con colmenas”, me
dejo llevar, y trato de que participen, no sólo el
acuarelista que vive dentro de mí, y grita durante todo
el día, sino también el fotógrafo, para lograr la
mejor parte de la escena, el escritor que pueda
defender la obra con su descripción y el coach de vida,
que logre que el cuadro diga algo más de lo que las palabras
expresen, y que pueda llegar libre al subconsciente de
quienes puedan llegar a apreciarla.
“Apago los
detalles” de mi cabeza, y siento que la obra se está
descargando de la nube, como si algo más grande que yo
estuviera guiando mis pinceles orientales, y necesitara
expresarse, para, algún día, estar en la pared de la casa de
alguien que pueda disfrutarla, ya sea porque la compró, se
la regalé, o la obtuvo por medio de una acción benéfica a la
que yo se la doné.
Me dejo
llevar, tratando de ser parte, o instrumento, del baile
acompasado del pigmento y el agua, que lo lleva por el
papel, creando manchas y veladuras, como así lo quiera, para
llegar a un resultado deseado.
Y en el
caso de las obras bordadas, es como una caricia que luego
aplico, dando carácter a todo lo que antes quise decir, y
ahora lo firmo con hilos de colores, en posiciones
perfectas.
Podría
atreverme a decir que, cuando estoy con un abstracto, y “me
despierto”, tomo consciencia de lo que estoy haciendo.
Sé que no
es mi consciente el que pinta, pero me pregunto si será algo
desde el subconsciente, que he alimentado en el transcurso
de mi vida, o si es el inconsciente que lo hace por memoria
genética. No lo sé.
Pero al
final, cuando la obra está lista y firmada, mi mayor logro
es poder vendérsela al Universo, por medio de alguna acción
social o benéfica, a la que tenga oportunidad de donarla en
su totalidad.
Por eso,
aunque mis obras, bañan de fuertes colores estas tierras
benditas, yo no pinto para el mundo, pinto para el Universo. |