¿Quién
o qué es Vinicio Jarquín?
Yo diría que Vinicio es un mago, un
ser humano excepcional al que se le
concedió el don de la palabra, quizá
un loco más de esos que quieren
transformar al mundo, a nuestro
mundo.
Lo
conozco desde hace poco tiempo; pero
lo siento tan interno, tan amigo;
como si lo conociera desde antes que
supiera o pudiera leer lo que él
escribe.
Me
pidieron que defina “¿Quién es o qué
es Vinicio Jarquín?”; yo quiero
recordarles que es imposible definir
la esencia de un artista; se podrá
definir su estilo; pero su esencia
nunca; y él es pura esencia, él es
su propia esencia.
Vinicio es un duende, y como es
lógico, es un mago; tiene la
capacidad de aparecer y desaparecer
a su antojo; de hacer brillar lo
opaco y de hipnotizar con su
discurso. Tiene la sencillez y
pureza de un vaso con agua, y como
éste, puede llegar a ser lo más
preciado en el desierto.
Su prosa es exquisita, tanto como
diez minutos de su conversación. Es
metafórico e hiperbolístico; lo
mismo te lleva con su elocuencia a
un cuento de hadas, que te asesta un
golpe de realidad en la cabeza, para
traerte hasta la tierra, y que
conozcas tu verdad.
Vinicio
Jarquín es, estarán de acuerdo
conmigo quienes lo conocen, un ser
prototipo de una raza que esta en
vías de extinción. Un ser protegible
y protector, un diamante caro y la
más bella hojalata; es una
combinación de muchas cosas buenas
que sólo los espíritus más elevados
pueden tener, porque no a todos Dios
les regala sus virtudes.
Él, lo mismo es un encantador de
serpientes en la India, que el más
experimentado bolsinista de Wall
Street; lo mismo un niño mimado del
idioma castellano, que un Quijote
combatiendo contra sus más grandes
quimeras, contra la corriente.
Vinicio Jarquín, me pediste que te
definiera, te he dicho muchas cosas
y me falta decirte que eres esa voz
inconfundible al otro lado del
teléfono; esa voz serena que le
brinda a uno un rato de solaz y que
lo deja con deseos de meditar; eres
la voz que invita a saber si habrá
una eternidad, y si en esa eternidad
se podrá reconocer tu especial
acento.
Gracias Vinicio por permitirme
expresarte aquí lo que siento, y
gracias por ser un amigo, un
consejero, casi un hermano; por ser
ese hermano que te abraza el alma.
Para terminar quiero decirles que
Vinicio es un ser humano totalmente
diferente, es único, irrepetible,
incomparable e inigualable; y les
solicito que no traten de
entenderlo, simplemente disfrútenlo,
ahora que lo tenemos.
A
Vinicio Jarquín, con aprecio hoy,
mañana y siempre.
Marco Bolaños
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