Junto con mis amigos desde la infancia,
Rosibel y Sylvia, nos fuimos por un café a
Avenida Escazú, como lo hacemos un par de
veces al año, sólo que esta vez fue
diferente, fuimos "conocidos", "famosos" o
"desconocidos", según quieran verlo.
Al terminar en Starbucks, caminamos un poco
por ahí, hasta ver una galería de arte
nueva, de alguien que no conocíamos, y
entramos para ver las obras, y porque el
ambiente estaba muy animado, e invitaba a
hacerlo.
Estando ahí nos ofrecieron vino, y no
recuerdo si también algunos bocadillos,
mientras caminábamos entre las muchísimas
personas. Parecía ser una galería de mucho
éxito, aunque no nos preguntábamos el porqué
tanta gente en una noche a media semana.
De pronto alguien muy amable nos fue guiando
fuera de la galería, junto con todos los
demás, y nosotros como borregos muy
obedientes hicimos caso. Caminamos por los
pasillos de Avenida Escazú hasta llegar a un
salón grande en donde fueron acomodándonos a
todos juntos a una pared, parecía que era
algún tipo de ejercicio o una fotografía.
Y claro, nosotros tres aunque somos adultos,
cuando nos juntamos parecemos niños, y más
si nos han dado vino gratis, y por supuesto
hicimos caso; pero cuando nos dimos cuenta
que estamos posando, tratamos de advertirle
a alguien que sólo fuimos por un café y
luego a la noche se le fue la mano entre
obras, vino y gente; pero que no teníamos
anda que hacer así, pero no sabíamos a quién
darle la voz de alerta, y de pronto... ¡zaz!,
la foto fue tomada.
Todos empezaron a dispersarse, igual que
nosotros que caminamos riéndonos hacia el
parqueo. La verdad es que no le habíamos
hecho daño a nadie, y todo parecía ser parte
de la magia cuando nos juntamos.
El tema quedo un poco olvidado hasta el día
siguiente, cuando salió la foto publicada en
Facebook. Era una exposición privada de la
galería, para un grupo de artistas
costarricenses que habían sido seleccionados
para acompañar a uno uruguayo que había
venido a hacer un mural en Avenida Escazú, y
todos estos artistas pondrían parte de arte
para ayudar, o de sus habilidades.
Esa mañana recibí felicitaciones de parte de
algunos amigos, incluyendo a Fabio Herrera,
quien se alegraba que yo fuera uno de los
elegidos; pero no.
No. Nadie me había elegido para nada, fui un
-paracaidista- sin culpa, movido por el vino
gratis.
Pero lo más divertido de todo es que esa
foto en Facebook, tenía las etiquetas de
todos los que estaban ahí, incluyendo a
Fabio Herrera, Loco de Colores, Carmen
Montero, el uruguayo y los artistas
costarricenses, excepto Sylvia, Rosibel y
yo, desconocidos para todos. |