Descripción
Esta historia nació en una tarde inolvidable, entre la transparencia del agua y el susurro del cielo.
Invitado por mi querido amigo Marc Mori, viví una experiencia que no fue solo acuática, sino espiritual.
Guiado por sus manos y por la sabiduría silenciosa de la Señora Agua, no solo floté:
me disolví, me transformé, me convertí en pigmento.
Durante esos minutos suspendidos en el agua, comprendí algo que siempre había intentado enseñar a mis alumnos de acuarela:
el agua no es un instrumento.
El agua es una madre, una cómplice, una artista.
Esta breve obra es un testimonio de renacimiento.
Es un canto de gratitud al agua, al arte y a la vida.
Es la firma invisible de una nueva creación:
yo mismo, convertido en color, en gota, en danza.
Gracias por querer ser parte de esta travesía.
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